Según mi experiencia, lo fundamental, la base, lo primordial antes de cualquier otra cualidad para convertirse en escritor es la constancia y la perseverancia (junto con tener algo que contar, obviamente). Como casi todo en esta vida, ya puedes tener la idea más brillante o ser el más talentoso. Sin constancia ni perseverancia, todo eso será como agua que escurre entre los dedos.
Por algún lado, una vez leí algo así como: «la diferencia entre un escritor aficionado y uno profesional es que el primero escribe cuando le apetece, cuando se siente inspirado; y el segundo escribe cuando está así y cuando no». Escribe siempre. Esté animado o desanimado, llueva o haga sol. Él escribe.
Para realizar nuestro trabajo como escritores podemos apoyarnos (o no, según cada cual) en todas las ayudas que nos ofrece la tecnología: ordenadores, tablets, móviles inteligentes, grabadoras, internet con toda la información que ofrece, por no hablar de todos los programas o aplicaciones existentes. Sin embargo, todo serás en vano sin el desarrollo de la constancia. Hoy igual que hace mil años. ¡Parece mentira!
¿Y en qué consisten la perseverancia y la constancia?
Santo Tomás de Aquino en su Suma Teológica explica que tanto la constancia como la perseverancia son virtudes hijas de la fortaleza. Es decir son virtudes que nos ayudan a conseguir nuestro propósito a pesar de las dificultades: «lo que se proponen la una y la otra es mantenerse firmes en la práctica de alguna obra buena». La diferencia entre ambas es sutil. La perseverancia nos ayuda a permanecer en ese obrar «a pesar y en contra de la dificultad que proviene de la larga duración del acto». Por su parte, la constancia hace lo propio contra «la dificultad proveniente de todos los otros impedimentos externos». Miremos la labor del escritor: ¿es acaso un trabajo que se realiza rápidamente? ¿o un trabajo donde no nos encontremos dificultades, ya vengan del propio trabajo (la trama no termina de encajar, los personajes fallan, etc.) o de fuentes externas?
¿Y qué nos ayuda a ser constantes? Algunos trucos
Darle prioridad. Si es lo que hacemos en los ratos perdidos difícilmente seremos constantes ni avanzaremos en nuestro libro. Siempre encontraremos cosas que hacer, tareas pendientes u obligaciones. Hay que ponerse serios y hacerse la pregunta fundamental: ¿realmente queremos sacar el libro? ¿cuánto de importante es para nosotros terminar la obra?
Una vez establecida y aclarada su prioridad en nuestra escala de valores, nos ayudará instaurar algunas rutinas. Para ello sería conveniente establecer:
Una frecuencia adecuada: sugerimos escribir un mínimo de cinco días a la semana. Si no se puede, pues lo que se pueda, pero aumentar la frecuencia nos ayudará a tener nuestra novela en la mente y a que no se nos pase con otros quehaceres.
Un tiempo: escribir siempre a la misma hora nos facilitará el escribir con frecuencia. Hay que buscar nuestro momento de escritura.
El lugar. Igualmente buscarnos “el sitio de escribir”. Ese lugar que es nuestro, que nos inspira y donde encontramos la tranquilidad suficiente para escribir.
¿Y a vosotros que os ayuda a perseverar en la escritura?
Jung
When someone writes an piece of writing he/she retains
the thought of a user in his/her brain that how a user can know it.
Thus that’s why this paragraph is amazing. Thanks!
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Jung, muchas gracias por tus palabras.
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